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Palabras puras de una mujer impura
Noviembre 3rd, 2011
AUDIO RG 1103Josué 2:1-11
Los dos espías que Josué envió a Jericó fueron a la casa de Rahab. Ella los escondió del rey y los ayudó en su misión y escape.
Sin duda, Rahab se había encontrado con muchos hombres en su vida, pero estos espías eran diferentes. Ninguno de los otros hombres se preocupaba por ella ni ella por ellos. Su preocupación por los espías, sin embargo, y ellos por ella es clara. Nuestros versículos nos dan una idea de Rahab. De alguna manera, a pesar de su profesión y su vida, ella sabía quién era Dios y lo que había hecho para sacar a su pueblo de Egipto. Posiblemente algunos de sus clientes habían sido testigos en el campo de batalla de la poderosa mano de Dios. El darse cuenta de que Dios estaba detrás de estas hazañas generó temor en los residentes de Jericó, derritió sus corazones y agotó el coraje y el espíritu de cada hombre. Jericó estaba lista para ser conquistada. Los espías se enteraron de lo que habían venido a averiguar.
La conclusión final de Rahab está en nuestro versículo: “… el Señor tu Dios, él es Dios” ¿Has llegado tú también a la misma conclusión? Hasta que lo hagas, tu vida estará marcada por el miedo y el temblor por los asuntos espirituales. Cuando confiesas esta verdad, tu vida nunca volverá a ser la misma.