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Septiembre 28th, 2025
Hebreos 9:11-15.
Cada vez que intentamos hacer una limpieza profunda en nuestra casa, especialmente con niños pequeños, nunca parece estar lo suficientemente limpia. Limpia una habitación y la otra ha sido alterada. Limpia todo y todavía hay uno o dos juguetes que pasamos por alto. Lo más limpio que podemos conseguir todavía deja los desordenes que no conocemos o a los que no pudimos llegar.
Ser limpiado del pecado ha sido importante para el pueblo de Dios durante mucho tiempo. En el antiguo Israel, los sacerdotes entraban al templo para llevar sacrificios ante Dios para la purificación de los pecados. Esto fue efectivo e importante, purificando la carne de la gente. Como con cualquier desastre, esta limpieza siempre expuso la necesidad de un perdón más profundo, algo que la gente no podía hacer por sí misma.
El escritor de Hebreos señala que Jesús ha superado lo que había antes. Si lo que es temporal proporcionó perdón a través de sacrificios, ¡cuánto más profundo fue el poder purificador del Dios eterno que nos conoce completamente y se convirtió en el sacrificio mismo, una expiación por los pecados! Creemos que la gracia de Jesús es tan grande que puede santificarnos por completo. Sin desorden, sin pecado, ¡nadie está más allá del poder purificador de Jesús!
Autor: Stefanie Hendrickson
