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Egipto ha quedado atrás
Noviembre 12th, 2011
Josué 5:1-12
Dios desea un pueblo santo. Las Escrituras relatan continuamente sus exhortaciones e instrucciones sobre cómo y por qué la santidad es tan necesaria en los hijos de Dios. En el Antiguo Testamento, la circuncisión era un acto externo obligatorio que simbolizaba la identificación de un niño varón con la familia de Dios. Ser incircunciso era prueba de que no eras parte de la familia de Dios.
Durante los 40 años de vagar por el desierto, una generación circuncidada se extinguió y a la nueva generación no se le requirió observar esta faceta de la Ley. Eran como los egipcios de quienes Dios había librado a sus padres. Todavía llevaban la marca de estar fuera de la ley de Dios. Deseando un pueblo santo obediente a su Ley, Dios ordenó a Josué que circuncidara a todos los hombres para demostrar que sus viejas vidas de pecado y esclavitud en Egipto habían quedado atrás para siempre.
Hoy en día, el sacramento del bautismo es para muchos cristianos lo que la circuncisión representaba para Josué y el pueblo. Aunque vivimos bajo la gracia y no bajo la Ley, sin embargo, Dios todavía requiere un pueblo santo. Sus normas para la pureza de nuestro corazón no han cambiado en lo más mínimo a lo largo de los siglos.