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A su vez, da…

Noviembre 18th, 2025

Deuteronomio 26:11-15.     

Si miramos lo suficiente, inevitablemente podemos ver la gracia de Dios en nuestras vidas. No importa cuáles sean sus circunstancias, la gracia de Dios ha ido delante de cada uno de nosotros, atrayéndonos a Dios, llamándonos a Él. Algunos de nosotros podríamos ver el brillo de la gracia de Dios como la luz del mediodía, brillando sobre todas nuestras vidas. Otros pueden tener que mirar para ver el amanecer, lavando nuestras vidas con luz.

Sea lo que sea, la gracia de Dios es algo por lo que regocijarse. El pasaje de hoy es claro acerca de regocijarse en todas las cosas buenas que vienen del Señor.

Si leemos más en el pasaje de hoy, leemos que esta gracia, estas cosas buenas, evocan una respuesta: alabanza y seguimiento de los mandamientos de Dios. La gracia y nuestra obediencia a la guía de Dios van de la mano. Nuestra respuesta a la gracia de Dios y la obediencia a los mandamientos de Dios, que incluye el cuidado de quienes nos rodean (los siervos de Dios, el extranjero, el huérfano y la viuda), no pueden divorciarse unos de otros.

El patrón cíclico de bendecir a los demás, ser bendecido y bendecir a los demás es la forma en que Dios quiere que vivamos. Somos los vasos de la gracia generosa de Dios, recibiendo y dando continuamente.

Autor: Stefanie Hendrickson

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