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Estímulo para el cuerpo

Noviembre 27th, 2024

Jeremías 29:4-13

Mi primer recuerdo de Jeremías 29 es tenerlo escrito dentro de una tarjeta de graduación de la escuela secundaria. Un simpatizante citó este versículo como un mensaje esperanzador mientras me iba a la universidad y entraba en la edad adulta.

El contexto más amplio del versículo muestra que el aliento de Dios es mucho más grande que un “buen deseo” individual. El profeta Jeremías escribió a los exiliados que luchaban en Babilonia. Estaban en medio de una crisis de identidad. Si no eran el pueblo de Dios en Jerusalén, ¿quiénes eran?

Jeremías compartió el plan de Dios para ellos en su exilio. Debían continuar viviendo sus vidas con la esperanza de que Dios, como siempre, tiene el control. Los babilonios no derrotaron a Dios. La derrota de los israelitas no fue la abdicación de Dios a su trono. Dios fue, es y siempre será el Dios Todopoderoso, y este exilio no derrotó los planes que estaba llevando a cabo en la vida de los israelitas.

Nosotros, el cuerpo de Cristo, también encontramos el plan de Dios para nosotros de la misma manera: orando, porque Él escucha; buscando al Señor de todo corazón, porque lo encontraremos. Vivimos en esta gran esperanza.

Autor: Lecrecia M. Ali

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