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Fuerza y consuelo
Marzo 31st, 2023
Salmo 22:1-8
El Salmo 22 es un salmo davídico. A lo largo de la historia, los temas de este salmo se han atribuido de diversas maneras al rey David, a la reina Ester, al pueblo de Israel en general y, por supuesto, a Cristo mismo en la cruz.
La primera línea del salmo, “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?” contiene algunas de las últimas palabras registradas de Cristo durante Su crucifixión, un hecho que no debería sorprendernos cuando nos damos cuenta de que Él estudió la Torá fielmente, citando los Salmos con frecuencia, y que los judíos devotos del primer siglo a menudo recitaban este salmo en tiempos de gran angustia o confusión.
Este es el quid de la cuestión: no es que David (o Ester, o cualquier otra persona) estuviera prediciendo la brutal ejecución pública del mesías de Israel, sino más bien que Cristo estaba tan inmerso en las Escrituras que incluso en la hora de su mayor tormento estas palabras familiares trajeron una medida de fortaleza y consuelo. ¡Que así sea con nosotros!
Autor: Aaron Bolerjack