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Contemplando el Templo
Septiembre 8th, 2011
Salmos 77:13-20
Bienvenido a Reflejando a Dios.
Una suave brisa flotaba en la orilla del Mar Caribe. Fue poco antes del ocaso, el cielo y las aguas pintadas de rosa, melocotón, azul y oro. El templo estaba vacío, a excepción de un anciano encendiendo el fuego crematorio muy cerca. Pasamos junto a las estatuas de los dioses. Algunos entraron en el templo, mientras yo caminaba contemplando la hermosa puesta del sol y las olas. Las imágenes talladas que cautivaron a algunos, tenían poca importancia para mi. La bella escena llevó mi pensamiento a un nivel superior.
Pensé en el Dios ante el cual las aguas se agitan, las nubes derraman su lluvia, retumban con estruendo los cielos, los relámpagos iluminan el mundo y la tierra se estremece con temblores. Él es el Dios Santo, el Dios que hace milagros. No hay otro.
Guíame, Poderoso Dios, sobre esta tierra que tiembla, a través de las potentes aguas, siguiendo tus huellas invisibles como una de tus ovejas para que al final nos reunamos para siempre.
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