Colosenses 3:12-17.
Mi hijo menor pasa una hora a la semana asistiendo a una clase de ballet. Se une a un grupo que aprende varios movimientos de ballet nuevos, todos los cuales parecen fáciles hasta que uno lo intenta (sin mucha práctica). Todos los alumnos deben venir a clase dispuestos a escuchar y aprender, siguiendo la dirección y guía del profesor.
Una de las formas en que los estudiantes muestran que están listos es por la forma en que vienen vestidos a clase. El ballet es esencialmente varios estiramientos, y la expectativa es ropa deportiva diseñada para facilitar el movimiento. Si no está vestido adecuadamente, su capacidad para aprender y desempeñarse se ve obstaculizada.
Lo que “vestimos” es vital para nuestra capacidad de aprender y vivir como seguidores plenamente devotos de Cristo. No estoy hablando de un uniforme, una marca de moda en particular o incluso un código de vestimenta. La “ropa” a la que me refiero es la que nos ayuda a aprender y vivir mejor en el reino de Dios: compasión, bondad, humildad, mansedumbre y paciencia (v. 12). Estas características se parecen mucho al fruto del Espíritu (Gálatas 5:22-23), lo que sugiere que lo que nuestras vidas “producen” está ligado a lo que nos envolvemos.
Hoy compruébelo usted mismo: ¿Está usando ropa del reino? Si no, considere un cambio de vestuario.
Autor: Stefanie Hendrickson